El imperio en el que nunca se pone el sol

El término "imperio en el que el sol nunca se pone" se refiere al Imperio español durante su apogeo en los siglos XVI y XVII, cuando España poseía vastos territorios en Europa, América, África y Asia. La historia comenzó por la extensión geográfica del imperio, permitiendo que, en determinados momentos del día, el sol brillara sobre una porción de los territorios de España en todo el mundo, asegurando que siempre fuera "amanecer" o "atardecer". en una región bajo dominio español. 

El imperio español fue el más grande de la historia por detrás del imperio británico del siglo XIX y del mongol del siglo XIII. Todo comienza cuando la expedición de Cristóbal Colón se encontró con una nueva tierra. El navegante Cristóbal Colón quiso buscar una nueva ruta hacia China y la India. En ese entonces, algunos cálculos estimaban que el diámetro terrestre era lo suficientemente pequeño como para navegarlo. Colón creyó que, si navegaba de manera sostenida hacia el oeste, podría dar la vuelta al mundo y llegar a Oriente, sin embargo, chocaron con una tierra desconocida (América). Los reyes católicos iniciaron una política expansiva para establecer la hegemonía mundial. Su proyecto era establecer el catolicismo como religión oficial. 




Uno de los momentos de mayor expansión territorial de la Monarquía Hispánica se logró durante la llamada Unión Ibérica de Felipe II entre 1580-1598. La Unión Ibérica, desde el punto de vista del Imperio español bajo Felipe II, representaba una importante oportunidad estratégica y geopolítica. La adquisición de Portugal marcó una gran expansión del poder imperial, creando vastos territorios en África, América, Asia y partes del Océano Índico. Portugal tenía una rica tradición de exploración y comercio que había establecido colonias y extensas rutas comerciales en África, Asia y América. La anexión de estos territorios al Imperio español permitió una expansión comercial, una explotación de recursos naturales y un control de las principales rutas comerciales sin precedentes. Además, Portugal tenía una fuerte presencia en lugares como Brasil, India y África que proporcionaban valiosos recursos como especias, oro, plata, esclavos y otros bienes codiciados en Europa. Estas incorporaciones mejoraron enormemente las arcas de la corona española y fortalecieron su posición como potencia mundial. 

Fue en 1790 cuando el imperio español alcanzó su máxima extensión con cerca de 20000000 kilómetros cuadrados. En África se mantenían algunas plazas en el norte como Orán, Mazalquivir, Ceuta, Melilla y algunas pequeñas posesiones en Guinea, independizada definitivamente en 1968 como Guinea Ecuatorial. En el océano Pacífico, la Corona mantuvo sus posiciones en el archipiélago filipino y en la isla de Guam. Durante la época de la unión ibérica ocupó temporalmente Taiwán y algunas regiones de Indonesia e islas en Oceanía. 

 

En 1805 se produjo la batalla naval de Trafalgar, un enfrentamiento durante las Guerras napoleónicas entre la armada combinada de Francia y España y la armada británica. La batalla se desarrolló cerca del cabo de Trafalgar, en la costa suroeste de España. La Batalla de Trafalgar resultó en una victoria aplastante para los británicos y tuvo consecuencias significativas para España, afectando su poderío naval, su economía y su posición geopolítica, y contribuyendo a su posterior involucramiento en conflictos que debilitaron aún más su situación. 























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